31 de enero de 2015

Cazadores de sombras: Ciudad de las almas perdidas


Nombre: Ciudad de las almas perdidas.
Saga: Cazadores de sombras.
Autora: Cassandra Clare.
Género: Fantasía.
Páginas: 512.
Editorial: Destino.

Jace es ahora un sirviente del mal, vinculado a Sebastian, el verdadero hermano de Clary, por toda la eternidad. Sólo un pequeño grupo de Cazadores de Sombras cree posible su salvación. Para lograrla, deben desafiar al Cónclave, y deben actuar sin Clary. Porque Clary está jugando a un juego muy peligroso por su propia cuenta. Si pierde, el precio que deberá pagar no consiste tan solo en entregar su vida, sino también el alma de Jace.


Clary está dispuesta a hacer lo que sea por Jace, pero ¿puede seguir confiando en él? ¿O lo ha perdido para siempre? Y, de seguir confiando en él, ¿es el precio a pagar demasiado alto, incluso para el amor? (Sacado de Wikipedia).

Opinión personal (Cuidadín con los spoilers): Continuo con la saga de cazadores de sombras. Tras leer los tres primeros libros y quedar maravillada, llegaron el cuarto y quinto que me deshincharon. Aun el cuarto tenía su aquel pero el quinto libro de la saga se me ha hecho muy pesado. 
La mitad del libro es prácticamente infumable. De hecho, lo dejé abandonado por meses hasta que me mentalicé de que debía de terminarlo. 
Clary se va con Sebastian y Jace y comienza con sus dudas de que Jace es Jace pero no lo es y que si Sebastian habrá cambiado o no. Y claro, se tira medio libro dudando mientras cambian de ciudad como de camiseta. 
Por otro lado tenemos a Alec y sus celos de un pasado que no conoce de Magnus. Esta parte también se me hizo pesada. Que si me quieres o no me quieres, con quién has estado, quién es tu padre... Y ya lo de Camille... sin palabras. Intentar hacerlo mortal a sus espaldas. Normal que Magnus se enfadase!
Lo que más disfrute de este libro fueron los momentazos de Magnus y compañía (cuando Alec no estaba con sus frustraciones): cuando invocan al demonio, cuando invocan al Ángel, etc.
Y después de ser la mitad del libro pesada y ya piensas que a Cassandra Clare se le fue la cabeza haciendo 6 libros en vez de 3, llega la batalla del Burren y empiezas a devorar páginas como si no hubiese mañana. Es decir, un libro lento al final coge chispa y vuelven a pasar tantas cosas que no puedes dejar de leer.
Sobre los personajes, hay que decir que siguen madurando conforme la historia va avanzando. De todos, habría que destacar a Clary, que se vuelve bastante temeraria y por fin saca su lado cazadora de sombras. No duda tanto de su poder como en los primeros libros. Simon también es digno de mencionar ya que por fin empieza a asimilar que ya no es un mundano, sino que su naturaleza cambió y empieza a aceptar que es un vampiro. Isabelle, uno de los personajes que más me gustan, también empieza a dejar su lado duro para mostrar a una Izzy más tierna. 
También me gusta el hecho de poder conocer mejor a Sebastian durante este libro.
Pero sin duda alguna, mi personaje favorito sigue siendo Magnus Bane. Y es que sin él no harían nada. Les salva innumerables veces.

En conclusión, un libro que me ha costado de leer porque me ha parecido muy lento pero que al final hay un giro inesperado en el que no paran de suceder cosas que hace que te enganches de nuevo y quieras continuar leyendo la saga. Tal vez, podrían haber acortado la primera parte del libro o hacerla más amena.

3 comentarios:

Lidia Pérez dijo...

Eso me pasaba mas de una vez con estos libros, parecían un capitulo de perdidos.
Un poco de paja... mas paja... y al final bombazo! Siguiente Capitulo yaaa jajaja

Pues igual pero con el libro, te dan ganas de coger el siguiente libro pero podrían acortar el principio jaja

Neus dijo...

Paso por encima para no pillar spoilers, pero es una saga que me gusta bastante!
un beesito

Kitty Holmes dijo...

A mí también me encanta Magnus :D (¡qué novedad!)

Pero sí, definitivamente, Cassandra no debería haber continuado la saga original. Están bien, me siguen gustando pero ni de lejos tanto como lo hicieron en su día los tres primeros.

Y Jace me parece que pierde mucho fuelle, me gustaba más cuando era más irónico.

Un beso